Entrevista a Vladimir de Semir

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DESEMIR-portadaDiego Muñoz
Desde hace veinte años dirige el máster decano en comunicación científica, del que fue su impulsor en el seno de la Universitat Pompeu Fabra. ¿Por qué apostó por este posgrado?
Cuando me incorporé en 1994 a la Universitat Pompeu Fabra como profesor asociado de periodismo científico ya tenía una larga trayectoria de más de doce años como periodista científico, que me permitió crear e impulsar durante años la ciencia, la medicina y el medioambiente en La Vanguardia. Esta estrecha conexión entre el mundo de las ciencias, su difusión y la sociedad en general me permitió percibir la necesidad de que debe existir una adecuada interrelación entre ciencia y sociedad en todos sus ámbitos y en todas sus formas. Al ser la Universitat Pompeu Fabra una universidad muy joven y tener un rector fundador (Enric Argullol) con gran visión de futuro, la coyuntura me permitió crear unas estructuras poco habituales en una universidad pública tradicional de forma que, además de la asignatura específica, impulsé un centro de análisis de la transmisión de la ciencia a la sociedad y un máster profesional que daban respuesta a unas incipientes pero significativas demandas que existían en los ámbitos social y económico de la sociedad. Buena prueba de ello fue el apoyo económico que estas iniciativas tuvieron desde el principio por parte de la Generalitat de Catalunya y de empresas que colaboraron en llevar a la práctica estos objetivos educativos. En realidad la oferta formativa que impulsamos acabó creando una demanda que ya existía latente en el mundo profesional y económico vinculado a la investigación científica y a la industria del sector. ¡Sin duda, fue el momento oportuno y la intuición adecuada para efectuarlo!

La formación en comunicación científica, ¿cómo ha evolucionado en dos décadas?
Creo que no es una exageración afirmar que partimos de la casi nada de hace veinte años a una auténtica eclosión de todo tipo de seminarios, cursos, asignaturas, diplomas y másteres en los que se ofrecen las claves de las diversas opciones que existen en el mundo de la comunicación científica, médica y ambiental. Y hay que pensar que cuando hablamos de comunicación científica nos estamos refiriendo a diferentes sectores profesionales pero con muchos puntos en común, como son fundamentalmente el periodismo, la comunicación institucional o corporativa y la museología. En la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona hemos sido pioneros en una formación que a la vez es integral e interdisciplinaria con un claro objetivo de dar respuesta formativa a una creciente demanda profesional –insisto: ¡una auténtica eclosión!– que se ha dado en las últimas dos décadas en estas diversas especialidades del apasionante y relevante mundo de la comunicación, con muy significativas e importantes salidas profesionales y que van a seguir creciendo.

El entorno digital ha transformado la actividad del comunicador científico.
Es fácil imaginarse el enorme cambio que se ha producido si recordamos que cuando empezamos el máster incorporamos una asignatura de nuevas tecnologías de la comunicación en la que dábamos, en la mayoría de los casos por primera vez, un correo electrónico a los alumnos y les enseñábamos qué era el mundo de los gophers –un servicio consistente en el acceso a la información mediante Internet a través de menús– que precedió al sistema de enlaces de documentos con hipertexto del mundo World Wide Web. Nuestro máster y el mundo de la comunicación científica han evolucionado en paralelo hasta la presente omnipotencia de acceso a la información y a su diseminación en múltiples formas y soportes que se retroalimentan entre sí y que hacen de la comunicación una poderosa herramienta de transmisión del conocimiento y de acceso a la cultura. Una comunicación científica que siempre ha sido un enorme valor añadido para todo tipo de empresas, organizaciones e instituciones y que en el entorno digital ofrece una dimensión inusitada por su eficacia, desde la pura transmisión del saber a la creación de valores, reputación y relaciones sociales. Sin olvidar que hoy las tecnologías de la información y de la comunicación nos permiten responder con mayor eficiencia a las cada vez mayores y lógicas exigencias de transparencia de la sociedad.

Ante la gran oferta de nuevos másteres, ¿qué ofrecen ustedes?
La formación del máster, que fue pionero en sus características cuando nació hace veinte años, ha estado siempre encaminada a una capacitación profesional en todos los ámbitos de la comunicación científica: periodismo, comunicación corporativa y museología. Cada curso se adapta y actualiza el programa en función de la evolución que experimentan estos sectores, en paralelo al de las propias ciencias. El mejor dato son precisamente las salidas laborales que han tenido los participantes todos estos años y que se han ido adaptando en paralelo a la evolución del modelo social y a la situación económica del país. Al ser un máster eminentemente profesional y no estrictamente académico permite introducir programas, investigaciones y actividades estrechamente vinculados con las necesidades y preocupaciones profesionales, sociales y culturales de la sociedad y naturalmente de las empresas y de las instituciones político-administrativas de nuestra época. Nuestro objetivo fundamental es la formación de expertos en la mediación entre la ciencia/tecnología y la sociedad. Para ello ofrecemos una gran interdisciplinaridad, equilibrio entre teoría y práctica y una singular dinámica de grupo. Hay que señalar que una 70 por ciento de los alumnos que han cursado el máster son científicos o científicas y el otro 30 por ciento provienen del mundo de las ciencias sociales (periodistas, comunicadores, marketing, sociólogos e incluso filósofos). Una dinámica interdisciplinaria de grupo que se potencia con el contacto directo con un profesorado muy competente que además de académico (el que menos) se nutre sobre todo de profesionales en activo (la mayoría) representante de los diversos sectores involucrados en la comunicación científica; contacto directo que a su vez posibilita una notable inserción laboral. En suma: un excelente e intenso ambiente de trabajo que se prolonga fuera de las clases y que, en muchos casos, incluso va más allá del propio máster.

  DESEMIR-lateralDiego Muñoz

«Debe existir una adecuada interrelación entre ciencia y sociedad en todos sus ámbitos y en todas sus formas»

«Nuestro máster y el mundo de la comunicación científica han evolucionado en paralelo hasta la presente omnipotencia de acceso a la información »

«Los alumnos procedentes del ámbito científico entienden la necesidad de mejorar sus aptitudes comunicativas como un complemento estratégico de su labor investigadora»

DESEMIR-dinsDiego Muñoz    

Entre los éxitos de este máster, ¿cuál destacaría?
Además de los ya citados, creo que hay dos aspectos muy significativos y que hablan por sí solos… En la actualidad, veinte años después de empezar, hay 37 inscritos en total (entre la versión presencial y la versión online), lo que constituye un récord de participación en todos estos veinte años de existencia. Por otro lado, de las más recientes evaluaciones de las que disponemos de alumnos y alumnas que han cursado el máster, cabe resaltar un dato objetivo: el 94 por ciento de los que se graduaron el año pasado afirman que recomendarían sin dudar este posgrado. Al mismo tiempo también es muy relevante que en todos estos veinte no nos ha faltado el apoyo económico de empresas e instituciones (primero Sandoz, luego Novartis y desde hace cinco años la Fundación «La Caixa»), apoyo que ha permitido la viabilidad económica del máster incluso en época de crisis. Estas ayudas nos permiten ofrecer importantes bonificaciones en el precio de la matrícula y, además de estas bonificaciones, el acuerdo estable que hemos establecido con La Caixa nos permite la organización y consolidación del Campus Gutenberg –una escuela de verano que convocamos en la Universitat Pompeu Fabra a mediados de septiembre desde hace cuatro años con notable participación–, entre muchas otras actividades de networking, análisis y promoción de la comunicación y cultura científicas que se realizan a lo largo del curso.

El balance ha sido
Con todo lo dicho, nos podemos mostrar satisfechos de esta larga trayectoria en la que hemos formado y puesto en la rampa de lanzamiento profesional a más de 600 alumnos y alumnas, aunque también hay que resaltar que muchos de ellos no perseguían un posible cambio profesional –me refiero a los procedentes del ámbito científico– sino que a menudo cursan el máster como plataforma de aprendizaje para mejorar su propia labor como científicos y científicas en activo, ya que entienden la necesidad de mejorar sus aptitudes comunicativas como un complemento estratégico de su labor investigadora y de la parte alícuota de retorno a la sociedad que les toca de su importante trabajo intelectual. Hay que señalar en este aspecto la importante contribución que los más variados profesores y profesoras nos han dado todos estos años y que nos siguen dando. Sin los unos y los otros, todo esto, obviamente, no hubiera sido posible. La idea e impulso inicial podían ser oportunos y acertados en su momento, pero la continuidad y consolidación sólo se ha hecho realidad gracias a todos ellos.

¿Y qué retos se plantea para los próximos veinte años?
Seguir manteniendo las cuotas de entusiasmo, eficacia y profesionalidad de todos los que hacen posible el nivel de calidad del Máster en Comunicación Científica, Médica y Ambiental e ir preparando también mi propio relevo como –si se me permite la expresión– alma mater del máster. Hace veinte años que me acompaña la profesora Gemma Revuelta, primero como alumna de la primera promoción, luego como colaboradora en la larga trayectoria educativa, investigadora y de agitación cultural en la Universitat Pompeu Fabra en torno a la cultura y la comunicación científicas, y ahora ya como codirectora del posgrado. De todos modos, el equipo directivo, el consejo académico asesor y el profesorado que hemos consolidado todos estos años, continuaremos colaborando –cada uno desde el lugar que nos corresponda en el futuro y en el que podamos ser más útiles– en hacer realidad el objetivo de transmitir las habilidades que hagan posible lo que nos dejó marcado Carl Sagan: «Adquirir el conocimiento y el saber necesarios para comprender las revelaciones científicas del siglo xx será el reto más profundo del siglo xxi».

Por cierto, de Galileo a Twitter, ¿qué salto ha experimentado el mundo de la divulgación?
Galileo decidió escribir en «lengua vulgar» para que todo el mundo le pudiera entender… Hoy, en una época de teórica máxima accesibilidad a la cultura y al saber gracias a las tecnologías de la información y de la comunicación, la tarea del periodismo divulgativo y analítico es más necesaria que nunca. Acabo de publicar Decir la ciencia, un libro en el que hago ese recorrido de cuatro siglos que plantea del brazo de la divulgación y del periodismo. La cuestión es si el modelo basado en la verificación de fuentes y en la transmisión eficaz del conocimiento podrá sobrevivir a la transformación que actualmente sufre la profesión en la que el periodista crítico de intermediación tiende a ser sustituido por el mero proveedor de contenidos vector de emociones. Hoy, más allá de los científicos y de los periodistas, hay multitud de agentes culturales, sociales, económicos y políticos que intervienen en la creación de opinión pública. Por ello el auténtico reto es efectuar una correcta comunicación pública de la ciencia. Tenemos muchas herramientas tecnológicas, pero nos enfrentamos a la incertidumbre de esta comunicación social de la ciencia que se deriva de mensajes y valores mistificadores e interesados. Galileo tendría hoy que superar mayores obstáculos que la utilización de una lengua ampliamente inteligible para que todo el mundo pudiera realmente asimilar el discurso del conocimiento y de la razón.

Maria Josep Picó. Periodista ambiental. Cátedra de Divulgación de la Ciencia de la Universitat de València.
© Mètode 2015.

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Portada de Decir la ciencia. Divulgación y periodismo científico de Galileo a Twitter, el ensayo que recientemente ha publicado Vladimir de Semir.

«En una época de teórica máxima accesibilidad a la cultura y al saber gracias a las tecnologías de la información y de la comunicación, la tarea del periodismo divulgativo y analítico es más necesaria que nunca»

«Tenemos muchas herramientas tecnológicas, pero nos enfrentamos a la incertidumbre de esta comunicación social de la ciencia que se deriva de mensajes y valores mistificadores e interesados»

 

 

© Mètode 2015

Periodista especializada en medio ambiente y Premio Nacional de Periodismo Ambiental. Cátedra de Divulgación de la Ciencia de la Universitat de València.