El granado

La tradición perdida

granado

El granado parece ser originario de las costas del mar Caspio, llanuras de Irán y montañas del Kurdistán y Afganistán, donde, en lugares rocosos, crece silvestre. Desde allí, los fenicios extendieron el cultivo por las costas del Mediterráneo. En algunas tumbas de Egipto se han encontrado restos de este fruto, que era considerado un símbolo de amor y de fecundidad. El árbol estaba consagrado a la diosa Rimmel en Siria y a Afrodita en Grecia. Los fenicios lo cultivaron concretamente alrededor de la ciudad de Cartago y así fue como los romanos le dieron el nombre de «manzana de Cartago» (Malum punicum). Después encontramos que Columela le da el nombre Malum granatum, o manzana de granos, de donde vendrá el nombre de las voces románicas: en catalán magrana, en italiano melagrana, en francés grenade, en castellano granada y en inglés le dirán pome-granate.

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Foto: V. Rodríguez

El granado es un árbol o arbusto denso, más o menos espinoso, de hojas opuestas y relucientes. Florece a principios del verano, con flores solitarias, anchas y muy vistosas. A lo largo de esta estación, el ovario madura en cada una de estas flores hasta dar, en otoño, una granada. Es un fruto grande, de forma globosa, que cuando madura se abre de manera irregular. Está envuelto en una piel que va del color verde hasta el rosa o rojo, después de pasar por el amarillo. Los granos se encuentran distribuidos sobre diferentes placentas, cada una de las cuales corresponde a un carpelo. Todos los granos son de la especie llamada balausta, es decir, que tienen la parte externa jugosa y la interior seca, algo fácil de notar a la hora de comérsela.

Actualmente, el cultivo del granado se ha refugiado en los huertos del palmeral de Elche y en la comarca del Baix Segura, donde se localizan la mayor parte de las 2.300 hectáreas que la agricultura valenciana le dedica. En los últimos años, en California (EEUU), en las zonas de Fresno y Tulare, se hicieron grandes plantaciones que en estos momentos ya exportan su producción por todo el mundo.

Entre nosotros, en el resto de comarcas valencianas, la fruta de los viejos granados queda cada vez más en lo alto de los árboles porque ya no hay gente que la aprecie. Tampoco quedan labradores de aquellos que procuraban comer granadas en temporada de labranza porque creían que les daba fuerza para llevar la esteva. Pocos recuerdan las virtudes del granado, entre las cuales era muy señalada la que decía que las raíces hervidas creaban un bebedizo que, tomado en ayuno, era muy eficiente para expulsar del cuerpo las lombrices intestinales como la tenia o la solitaria. La cáscara y los carpelos internos del fruto silvestre ejercen también una acción similar. Otras propiedades, como aquella de utilizar el zumo de la granada silvestre para curar las afecciones de garganta o preparar un delicioso refresco llamado granadina, solamente son memoria en apartados rincones del mundo actual.

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El granado es un árbol denso de hojas opuestas y relucientes que florece en verano. / Foto: V. Rodríguez.

«Los granos de la granada tienen la parte externa jugosa y la interior seca, lo que se hace notar a la hora de comérselas»

Algunos relatos nos han dejado la relación simbólica de este fruto respecto a la tradición cristiana del cuerpo y el alma. Había una narración popular que se recordaba en el mes de noviembre cuando éramos niños. Era aquella que decía que la granada representa el Purgatorio y los granos que la llenan son pequeñas almas. Y nuestras abuelas nos decían que por cada grano que se comía en gracia de Dios, se salvaba un alma del Purgatorio, lo que les servía para hacernos reflexionar sobre nuestro comportamiento y obediencia. Por el contrario, he leído después otros relatos, y de otros lugares, donde se manifiesta la creencia de que el día 2 de noviembre, día de Difuntos, no debíamos comer granadas por respecto a las almas, ya que ese día se celebraba su fiesta.

magraners centenaris Olocau

En los pueblos de las montañas costeras valencianas podemos encontrar algunos granados centenarios. Es el caso de Olocau, localidad donde crecen los árboles que se pueden ver en estas imágenes. De izquierda a derecha: granado entre casetas en el huerto de Nassio y árbol de la Tona en el huerto de Bajus. / Foto: V. Rodríguez

Otra leyenda que se repite de forma parecida con otros árboles es aquella que presenta Joan Armades en su Costumari català. Nos cuenta que, camino del templo, cuando la Madre de Dios iba a presentar a Jesús, se sintió cansada y se sentó a los pies de un granado, el cual, al ver que su sombra servía a tan divinas personas, se apresuró a bajar las ramas para hacerles de dosel y abrigarlos, y la Madre de Dios, cuando se alzó, lo bendijo. Por eso el granado deja caer las ramas para hacer más sombra; aunque los labradores dicen que es a causa del peso de las granadas.

Carlos Mendoza (1993), inefable autor de la Leyenda de las plantas, nos dice que «muy sesudos autores» piensan que no fueron manzanas, sino granadas, lo que Eva ofreció a Adán y que, generalizando más, dicen que siempre que se trate de manzanas en asuntos de amores o matrimonio, se ha de entender que no son manzanas, sino granadas. Finalmente, el mismo autor dice que el granado es un árbol sobre el cual habría mucho que decir, pero no conviene decirlo todo «por lo qual, como tantos ilustres diputados que sólo dicen ‘sí’ o ‘no’, me callaré muy buenas, o malas cosas.»

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Más granados centenarios en Olocau. De izquierda a derecha: árbol de Pepe Navarro en el huerto de Bajus i granado de Maria Rita Zurriaga en Parada l’Omet. / Foto: V. Rodríguez

Nosotros también nos callaremos más cosas que sobre este árbol han escrito los mitólogos para no cansar al lector. Solamente haremos una última reflexión. En el Camp de Túria, los granados que quedan son en buena parte centenarios, reliquias de unas huertas que durante siglos han conservado una gran riqueza arbolada, donde, entre otros árboles, han crecido los granados. Igual que desaparece la agricultura familiar, también estas huertas están en retroceso. Mirad algunas de las imágenes de este artículo, donde están presentes algunos granados viejos. Y yo me pregunto por qué desaparece un árbol que tantas historias tiene detrás y que está metido en tantas y tantas cosas amorosas y místicas. ¿Es que no queda ya espacio para estos temas en nuestro mundo de cada día?

BIBLIOGRAFIA
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© Mètode 2008 - 59. Comprobado científicamente - Número 59. Otoño 2008