Desde el principio de los tiempos, los humanos hemos buscado el elixir de la eterna juventud, ser joven o parecerlo ha sido un valor a lo largo de la historia de la humanidad. Todavía hoy, y a pesar del desarrollo de la ciencia, la búsqueda continúa y los resultados son infructuosos. Aceptar que el elixir no existe es más difícil para unas culturas que para otras, y en las sociedades occidentales, en las que envejecer suele ser causa de marginación, se mantiene vigente la opinión de Quevedo: “Todos deseamos llegar a viejos pero nadie reconoce que ha llegado.” El envejecimiento es un proceso natural y progresivo que afecta de manera desigual a las distintas especies animales y que se inicia cuando acaba el proceso del desarrollo y se llega a la madurez. No debe confundirse envejecimiento con vejez, el primero es un proceso que comienza relativamente pronto, la vejez una etapa de la vida a la que algunos llegan. Desde el punto de vista biológico cada vez conocemos mejor los mecanismos implicados y se apuntan procedimientos para retrasarlo relacionados más con los hábitos de vida que con la existencia de pociones mágicas. Pero desde una perspectiva poblacional, el envejecimiento de un sector cada vez más amplio de la población está dando lugar a situaciones que nos resultan desconocidas y para las que la sociedad no está preparada. El envejecimiento como proceso nos afecta o nos afectará a todos y desde el punto de vista de la ciencia son muchas las disciplinas implicadas en su estudio y en la búsqueda de soluciones a los nuevos retos que surgen. Este monográfico pretende dar una visión, necesariamente parcial, de la amplitud y complejidad del tema.
Monográfico coordinado por Francisco J. Morales-Olivas y Ester Desfilis
